Era 1967 cuando Fernando Mikelajauregi, Luis Bergua, Juan Berasategi y otros empezaron a ofrecer clandestinamente películas en la asociación cultural kresala. Después de esas proyecciones solían extenderse largas charlas y coloquios sobre las mismas. En 1972 se creó El cineclub kresala, tomando el nombre de la asociación cultural que los había hospedado esos primeros años, pero sin mantener ninguna atadura con la misma. Ese año fueron cambiando de lugar de proyecciones entre la sociedad, el convento de las carmelitas y donde seria la sede del cineclub durante mucho tiempo, los salones de Kutxa de la calle arrasate. A lo largo del tiempo el cineclub tuvo tiempos mejores y tiempos más flojos, pero los supero todos, siempre intentando dar estrenos y películas de calidad en Donostia. El año 2011 fue uno de los más críticos para el cineclub, los compañeros que empezaron esta aventura decidieron que era hora de bajarse del barco, pero otro grupo de navegantes capitaneados por Alberto Arizkorreta, Carlos Minondo, Juan Miguel Perea y David Ezkerra entre otros dieron nueva vida al proyecto transformándolo en Kresala Zinekluba. De esa manera las emisiones de los lunes siguieron su curso. El 2014 fue otra fecha importante dentro de nuestra historia, dejamos atrás las instalaciones de la calle arrasate y nos trasladamos a los cines Trueba de Gros. De esta manera pudimos empezar a proyectar copias digitales de las películas, mejorando la calidad en imagen y sonido, los espectadores también empezaron a disfrutar de las comodidades de las nuevas instalaciones. Hoy en día de octubre a mayo seguimos los martea en los cines Trueba ofreciendo estrenos que no se proyectaron en los cines comerciales de Donostia, siempre en versión original. Después de cada proyección promovemos coloquios e intercambiamos opiniones sobre lo que hemos visto, gracias a los invitados que nos acompañan. A lo largo del año intentamos colaborar con asociaciones de alrededor para que mediante las proyecciones puedan sacar a la luz realidades y problemas de su día a día.
Era 1967 cuando Fernando Mikelajauregi, Luis Bergua, Juan Berasategi y otros empezaron a ofrecer clandestinamente películas en la asociación cultural kresala. Después de esas proyecciones solían extenderse largas charlas y coloquios sobre las mismas. En 1972 se creó El cineclub kresala, tomando el nombre de la asociación cultural que los había hospedado esos primeros años, pero sin mantener ninguna atadura con la misma. Ese año fueron cambiando de lugar de proyecciones entre la sociedad, el convento de las carmelitas y donde seria la sede del cineclub durante mucho tiempo, los salones de Kutxa de la calle arrasate. A lo largo del tiempo el cineclub tuvo tiempos mejores y tiempos más flojos, pero los supero todos, siempre intentando dar estrenos y películas de calidad en Donostia. El año 2011 fue uno de los más críticos para el cineclub, los compañeros que empezaron esta aventura decidieron que era hora de bajarse del barco, pero otro grupo de navegantes capitaneados por Alberto Arizkorreta, Carlos Minondo, Juan Miguel Perea y David Ezkerra entre otros dieron nueva vida al proyecto transformándolo en Kresala Zinekluba. De esa manera las emisiones de los lunes siguieron su curso. El 2014 fue otra fecha importante dentro de nuestra historia, dejamos atrás las instalaciones de la calle arrasate y nos trasladamos a los cines Trueba de Gros. De esta manera pudimos empezar a proyectar copias digitales de las películas, mejorando la calidad en imagen y sonido, los espectadores también empezaron a disfrutar de las comodidades de las nuevas instalaciones. Hoy en día de octubre a mayo seguimos los martea en los cines Trueba ofreciendo estrenos que no se proyectaron en los cines comerciales de Donostia, siempre en versión original. Después de cada proyección promovemos coloquios e intercambiamos opiniones sobre lo que hemos visto, gracias a los invitados que nos acompañan. A lo largo del año intentamos colaborar con asociaciones de alrededor para que mediante las proyecciones puedan sacar a la luz realidades y problemas de su día a día.